Vivimos tiempos donde probar actividades nuevas sienta bien, sobre todo, si las podemos hacer en la comodidad y seguridad de nuestro hogar. Y cuántas veces algún amigo no te ha dicho ¿por qué no intentas hacer yoga en casa?
Pues quizás llegó el momento de descubrir de qué va esta práctica milenaria y aquí te contamos, después de recopilar algunos consejos de expertos, cómo puedes dar tus primeros pasos sin una guía presencial.
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Comenzar la práctica del yoga en casa es una alternativa para estos días en los que el distanciamiento social marca nuestras rutinas. Además, es una actividad que puede traerte beneficios para tu salud y para tu estado físico.
La palabra de origen sánscrito “yoga” significa unión. Es un simple, pero poderoso concepto: la unión con conciencia del cuerpo, la mente y el espíritu del practicante, sin olvidar su relación armoniosa con el mundo exterior.
La práctica del yoga es muy antigua, casi como la propia civilización; pero, aunque llegar a “perfeccionarla” requiere años de estudio y dedicación, la sociedad moderna se ha encargado de hacerla más cercana.
Además, los nuevos medios de comunicación la han popularizado, a tal extremo, que puedes hacer yoga en casa a través de la guía de maestros a kilómetros de distancia.
Con tan solo dar un click en tu computador o con bajar una aplicación en tu teléfono móvil, puedes disfrutar la experiencia del yoga en la sala de estar de tu casa.
El autoconocimiento es una forma poderosa de transitar la vida y el yoga puede ser la herramienta para alcanzarlo.
El yoga eleva el espíritu y requiere estar en un estado de paz, de calma, y que lugar más idóneo para su práctica que nuestro propio hogar.
Gestionar nuestra práctica de yoga en casa, y adaptarla a la rutina diaria, es más sencillo si no tenemos que trasladarnos a otro lugar para realizarla; por si fuera poco, puedes hacer esta actividad cuantas veces necesites en el día.
Además, puedes invitar a tu grupo familiar a compartir la práctica contigo y motivarse entre todos. Alcanzar los objetivos en grupo y con gente en la que estás en armonía, puede ser más divertido y gratificante.
Hay muchos estilos de yoga. Leer un poco de qué va cada uno e identificar el que mejor va con lo que deseas alcanzar es importante.
Hay posturas básicas en todas las tendencias y aprender a ejecutarlas con fluidez y seguridad debe ser tu primer objetivo.
Haz tu pequeña investigación en internet y busca en plataformas como Youtube o en la tienda de APPs móviles las que más personas recomienden y le den buenas referencias.
Una vez que hayas identificado y seleccionado el estilo que deseas probar, tienes que poner manos a la obra y acondicionar algún lugar de la casa para la práctica.
Tener un sitio y una hora en específico para la práctica ayudará a crear el hábito. Lo que no quiere decir que si sientes la necesidad de hacer una nueva sesión en el día, aunque no sea la hora de siempre, no la puedas hacer.
Conseguir una esterilla o mat – la alfombra para hacer yoga – sería lo más ideal. Las que están disponibles para hacer gimnasia (las que mayormente tenemos a primera mano en casa) a veces son muy gruesas y no será cómodo su uso; al igual que hacerlo sobre el piso directamente.
El uso de ropa cómoda es lo recomendable. De momento, no necesitas una especial para yoga, pero la vestimenta que elijas debe permitir que te muevas con facilidad. Hay posturas que requieren importantes estiramientos y la ropa debe ser tu aliada, no lo que te limite.
Hay quienes usan música para conectarse con la práctica y es un recurso que puedes probar. Si te sientes a gusto, no dudes en hacerla tu acompañante; lo mismo cuenta como válido para la aromaterapia.
La práctica del yoga se basa en la consecución de asanas. Las asanas son las posiciones que permiten la conexión de las distintas zonas energéticas del cuerpo con la mente.
Las asanas deben realizarse con un estado de plena conciencia del movimiento, cuidando la respiración y los pensamientos que se generan durante la práctica.
Una de las secuencias de asanas más conocidas y que recomiendan para que todo tipo de practicantes la completen a diario es el Saludo al Sol.
El Saludo al Sol ayuda a mejorar la postura y la respiración; fortalece el sistema inmune y, además, es revitalizante. Se suelen practicar varias vueltas o repeticiones de esta secuencia.
Acá te mostramos una guía simplificada para principiantes.
La primera y última postura es fácil. Hay que ponerse de pie cuidando que nuestra columna esté completamente erguida. Uniendo las palmas de las manos a la altura del pecho y del corazón.
Con las manos juntas, se estiran los brazos hacia atrás, hasta donde sea cómodo, pero exigiendo a la musculatura. Luego se arquea la espalda hacia atrás y se lleva la cadera hacia delante.
En la siguiente postura, volvemos a la posición inicial vertical y se comienza a descender empujando la cadera hacia atrás. La idea es doblarnos hacia adelante para tratar de alcanzar con las manos nuestros pies. Dependiendo de la flexibilidad, esta postura va mejorando con la práctica.
Desde esa misma posición, ahora la pierna derecha se dirigirá hacia atrás, estirándose por completo, con los dedos del pie flexionados sobre el suelo. La rodilla izquierda estará doblada y la mirada tiene que dirigirse al frente.
Luego se estira la pierna izquierda y se hace la posición de la plancha.
Desde esta postura bajaremos el cuerpo. Las rodillas deben doblarse ligeramente, tocando así el suelo, apoyando el pecho y la cabeza. La cadera y el abdomen deben quedar levantados.
Luego elevamos el pecho empujando con nuestros brazos y manos, y llevaremos la cabeza hacia atrás, a una posición no demasiado forzada para no lastimarnos.
La próxima postura es la del Perro Cara Abajo, para ello, desde la posición de “cobra” bajaremos la cabeza y levantaremos la cadera de tal forma que las piernas queden estiradas.
Volvemos desde esta postura del Perro a llevar nuestra pierna derecha hacia adelante con la rodilla flexionada y la otra extendida.
Luego juntamos las dos piernas adelante y llevamos la cadera hacia atrás para intentar poner la cabeza cerca de las rodillas que ya deben estar extendidas.
A continuación, con la respiración controlada, nos ponemos de pie y llevamos los brazos hacia atrás, estirándolos con la espalda arqueada.
Finalmente, volveremos a la posición inicial: de pie erguidos con las manos en el pecho a la altura del corazón.
El yoga es un arte milenario que trae beneficios para el practicante, porque ayuda a unir la esencia de la mente con el cuerpo y el espíritu, pero sin olvidar estar en armonía con el mundo que nos rodea.
El yoga practicado con disciplina estimula el autoconocimiento, a la vez que beneficia el estado de forma del practicante y su relación con su cuerpo.
Se puede practicar en casa de forma individual o con la familia.
No se necesitan implementos complicados para la práctica del yoga en casa: una esterilla, un lugar especial y ropa cómoda. Una aplicación de teléfono móvil, o un vídeo de Youtube con buenos reviews, pueden ser tu punto de partida.
En DentiSalud sabemos que una linda y sana sonrisa puede cambiar la vida de las personas y el yoga también es un generador de sonrisas.
La salud integral de nuestros pacientes es una prioridad, por eso desde DentiSalud te recomendamos que hagas actividades físicas que también enriquezcan la mente y el espíritu.